11/16/2011

Margaret

Trato de no pensar pero eso no supone que no lo haga. Creo que la melancolía viene con una copa de vino. La nostalgia con la botella entera. Los recuerdos con una daga; la decisión es cobarde y consumimos el vino, no nos quitamos la vida, aunque la dejamos pasar entre esperas, cohibiciones, ambiciones, despedidas...

Es tan simple como decir que las mariposas vuelan porque tienen alas y no porque quieren hacerlo, tan poético como leer los ojos de alguien, tan sincero como mirar las mentiras y saber que allí no hay nada... Es soledad. Es impotencia. Es desgano. Es la vida.

Solo quiero llorar con un amigo. Hablar de lo que nunca hablo para sacar el peso que por estos días me está tallando la espalda. Es no poder contener el hormigueo en mi cuello o mis piernas al escribir lo que pasa y no quiero decir. Porque soy cobarde. Porque prefiero ahogarme y "sentirme fuerte" a aceptar que algo no va bien, que no voy a sonreír por un tiempo, que debo llorar cuando quiero y no cuendo estoy sola. Que no tengo que tener el mundo en mis manos para llegar lejos, que puedo sentirme débil, frágil y eso es humano, eso es normal.

Y esto no tiene sentido. yo estaba hablando de otra cosa, del calor en mis manos, del sudor en su frente, de las caricias, las palabras, las miradas. Pero eso no importa, estamos ausentes, estamos lejos, no nos queremos. De hecho eso nunca pasó, nada era de verdad. Empezamos un juego, como el de la vida, pero en esa historia eramos amantes. No amantes de verdad, sólo amantes.

Hace frío, la ventana no se cierra y los brazos pesan. Debería dejar el gimnasio, debería hacer algo más productivo, como escribir poemas, cantar ópera, hacer un musical. Es la vida la que se va acabando y yo que no la entiendo, que no la disfruto, que le huyo. Por qué dejar las cosas para los contados segundos de vida. Para hacer un viaje, para conocer personas, para sacar sentimientos, para hacerse sentir. Tanto o nada como todo lo que veo.

Ellas, ellos, nosotros, aquellos. Todos tan extraño. Trato de no pensar en eso, trato de vivir con lo que tengo sin anhelar más de lo que puedo; deseando lo que necesito. No controlo mis músculos, los sistemas me fallan, estoy muriendo. Estoy muerta. No estoy. No soy. Vaya cosa, no soy.

Respirar y no ser, respirar y mirar, respirar, respirar.

Desahogo o ahogo.

Días, tarde, noche, madrugadas. Todo sin sentido o repleto de significado. Todo es cuestión de perspectiva. Quiero ser o dejar de ser. Sentir o hacer. vivir o ver vivir. Detalles que perturban, que innundan, que muelen el cerebro como si fuera carne descompuesta. Nos comemos vivos, pero no vivimos. Nos despreciamos; los desprecias; te desprecio. Lo sentimos pero vuelve a girar la rueda y ya nos perdemos en lo que íbamos.

Se acabo la tinta, las plumas están manchadas. Antonia ya viene. Me tomaré otra copa mientras veo esta daga y su frente empapada.

10/08/2011

Los días

La banda sonora que acompaña tus días; la melodía que acompasa pensamientos y penetra en lo más profundo intentando descifrar emociones encontradas con temores que no quieres aflorar o afrontar.
Frases que surgen siempre que las escucho y no puedo evitar repetirlas en mi cabeza. Sugestión auditiva. Incomprensión sabia. ¿Qué sería sin la música? ¿Cómo lograría dejarme llevar por el impulso enceguecido de mis dedos al rozar letras para formular palabras? Cómo dejar a un lado las ganas de llorar que gritan mis oídos cuando las notas se vuelven melancólicas y se me arruga el estómago con una tristeza incompresible… Y no busco entenderla, no en esta vida. Disfruto los altibajos que vienen con cada acorde e imagino la escena que viene a continuación. Disfrutos los alegros y me desvanezco en lo que sigue.

Patético podría pensarse, pero la imaginación como el sentimiento es algo que se debe estimular y ejercitar y no, como muchos, matar cada que se puede durante horas enteras.

10/04/2011

Agonía

No quiero extrañar más, no quiero sentir esta desazón en la garganta cada que evito una situación, un recuerdo, un momento que solía ser diferente; que solía ser lindo, agradable, memorable.... ahora se me atoran las palabras sin poder decir lo que pasa y sólo queda llorar, dejar que por mis mejillas rueden las imágenes, las sensaciones, lo bueno que había que duele tanto ahora, mucho más que lo malo que pasó y no logro perdonar.

8/27/2011

Nosotros; él y yo.

Últimamente nos escribimos correos. Tal vez -un poco- tratando de no perder una conexión que existió y fue bonita. Pero no era más que eso. Se sentía como tener un amigo imaginario plagado de recuerdos que con los días se hicieron meras imaginaciones y al final no se distinguían horarios, tiempos, espacios y (pero) de nuevo era mi amigo imaginario.

Hace dos años no nos vemos. No sabemos cómo está el uno o el otro, sabemos lo que pasa por nuestras vidas; nuestras preocupaciones, nuestros deseos, nuestras metas más íntimas, detalles jamás revelados; desconocemos nuestras miradas, la postura de los hombros, el ancho de la espalda, la sonrisa que encantaba y así respondemos. Porque pasan meses sin recibir una postal, sin llegar una carta al buzón y no se siente extraño. Un poco al inicio, pero se hizo normal. No puedes obligar a alguien imaginario; alguien que creaste por la necesidad que exige la nostalgia, por eso de apegarnos a cosas, de magnificarlas, de crearles importancia pero que funcionan más como un apéndice.

La última carta fue corta, algo así como "respirar profundo para continuar, ojalá fuera a empezar de nuevo" y me asusté. ¿Empezar de nuevo? Yo no soy su amiga imaginaria.

8/07/2011

<(`-´)>

Se va diluyendo poco a poco eso que reconocía como reflejo, como la sombra que me rodeaba y regocijaba en soledades ya plagada de desconocidos que se creen amigos y se acercan lo suficiente para no perder un segundo mis tropiezos. 

Lo familiar pierde sentido, valor y creer lo utópico, lo onírico se siente vivo, mucho más real que lo vendido por internet. Ruedan gota, ruedan cargadas de amargura y tristeza por abandonar al espejo que día a día había alimentado y cuidado para, como mínimo, no perder la sana costumbre de ser sincera con mí ser, con ese del que no me puedo desprender y me ata a tantas abrumadoras sensaciones ficticias de gente superflua y amarilla. No voy más, no de esa manera; se atora un remolino de fantasías en un sinfín de limitaciones con las metas e ilusiones de algo que sólo podría soñar un lunático, siendo los lunáticos tan poco crédulos como la iglesia, su plebe y la amistad.

Me quedo sin aire, sin alientos, sin motivos para pelear contra esas ideas retorcidas de vivir como se debe, de hacer lo que se dice y de pensar en son de ello. Duele desde adentro. Como una pequeña llama titilante en la oscuridad que ni viento o chaparrón han podido apagar, ella tan pequeña y frágil aparentemente pero tan clara en su propósito que ni el más malvado de los seres ha conseguido acabar. Ya no soy esa llama, ya no me siente indestructible, inalterable, intocable; lo lograron, el propósito con las peores armas, las que duelen de verdad, las que no hacen daño físico porque atacan allí, donde nadie había llegado pero imprudente dejé entrar. Adentro, muy adentro.

No acepto ni quiero una gota más, no en mis labios; no más tachones en lo que reconocía en la penumbra, no más evasivas a situaciones prolongadas por excusas que pierden el horizonte. ¡No más!

6/04/2011

Cuestión

Es Simple: los planetas se alinearon y la luna se escondió; el destino les charlaba, las coincidencias no paraban ni aquí, ni allá. Y qué carajos, las cosas estaban rara sí, pero no era para alarmarse, de lo contrario, el pálpito de mamá me habría dicho que hasta aquí fue, no va más, esto se terminó de perder. Sin embargo, no tenía ese tipo de angustia ni desespero y mis últimos sueños apuntaban a algo mejor, a la manera en la que debo celebrar mi próximo cumpleaños: Viajando. 

Aunque es curioso, como casi siempre lo es. Porque tan repentino cambio no era fortuito, no señor, esas cosas no pasan simplemente por la posición del planeta que nos rige o porque es jueves o porque sí; ¿qué hizo que las cosas revolotearan tan repentinamente en la cabeza de tan calmado ser, apacible y leal? De las curiosidades del cosmos jamás reveladas y menos nombradas, por aquello de “si no lo nombro no existe” pero es más el miedo a saber lo que sucede, lo que tras tanta extrañeza se guarda. Y puede –tan solo es una posibilidad– que la respuesta sea tan absurdamente obvia para quien pregunta -pues la tiene plasmada en el semblante- y no tolera escucharla. Comprensible –supongo yo– aunque mucho más discutible. Son cosas que dan más duro que repetir algo una y otra vez entre dormido jugando al fantasma. Ahí es cuando digo: ¿Para qué preguntar algo que no se quiere saber? Es tonto. Si no quiere saber no escarbe intensamente en la cabeza de otros, más si de antemano conoce la respuesta y teme una confirmación. 

Así que precioso ser, amado y adorado por estas letras, yo le he pregunto más de una vez al marciano, a Melanie, a Verónica, a Carmen, y ni Victoria tiene la más remota idea de qué está pasando en tu pequeño entorno. Salimos y entramos, nos sumergimos, esculcamos e indagamos y no encontramos una mínima respuesta; queremos saber lo que pasa, queremos tomarnos unas cuantas copas de vino y hablar como siempre para sentirnos en casa. Pero nada de eso, no sin antes entender lo que ocurre, lo que por la cabeza pasa. Yo quiero saber, por eso pregunto y lo grito calladamente porque así lo deseo; por eso escribí esto, por eso insisto precisar una respuesta, aunque sé que jamás va a llegar, menos si yo soy quien no tiene ni la más absurda de las ideas.

5/22/2011

Esta noche...

La pasividad tomó el cuarto principal
Desearía no haber dicho que hiciera esa llamada
Me encantaría haber jugado con mi gato
Obviaría comentarios que para este momento sobran en mi vida
Llamaría a quien realmente me importa y quiero
Mataría pensamientos...
Iniciaría los trámites para irme muy lejos
Reformaría metas para que se cumplieran más rápido

Volvería a ese día y JAMÁS habría dicho lo que dije
Entendí lo que pasaba y en realidad no pasa   
Quería que se acabara antes de que iniciara
No quería verle  

Dejé muy claras mis intenciones
Todo retomó su curso y calma
Las cosas van a cambiar

Esto se terminó, sin empezar…
Voy a olvidar
Seré feliz.

5/13/2011

Viernes 13, 2011 - Mayo

Es increíble ver la metamorfosis que soy, que somos. Más increíbles quienes creen ser inamovibles y son irremediablemente pasmados e igualitarios siempre (o eso piensan). Es rotundamente lunático el hecho de sabernos contradictorios y contradecir eso. Es inaudito saberme como soy y sorprenderme con ciertas reacciones-acciones. 


Las manos me tiemblan, la garganta se me achata y tal y como lo escribió Felisberto Hernández: la cara me llora. Estoy perturbada. Estoy incómoda con lo que está pasando y no quiero discutir más. Lo que quiero es que la cara me deje de llorar, que las manos no tiemblen más, que el corazón deje de latir descontrolado y que los músculos no salten porque sí en los momentos menos apropiados. Los pies debían hacer lo que el marciano muy incómodo me decía, debían salir corriendo bajo la lluvia y dejar que el agua limpiara cualquier herida, como escapando con los relámpagos de la tormenta para que al llegar la calma, todo me supiera a olvido.


Es difícil, mucho más complicado de lo que podría llegar a suponerse eso de complacerse, de ser feliz y hacer lo que se quiere (sentirse todo un tirano egoísta que sólo piensa en sí mismo) más si el espejo te recrimina cada error del que intentas huir; tu reflejo te amenaza con abandonarte, con dejar sola y vacía por seguir atada a miedos e inseguridades. La pelea es reñida, sabes que todo eso es cierto pero no pretendes dejar ese estado de “calma”, de “tranquilidad”, no quieres alterarte, no permites que vuelva la inquietud escandalosa  que acaba con la seguridad que con tanto esfuerzo has adquirido, quieres creerte inflexible, clara de ti misma, sensata y racional… qué estúpido pensamiento.


Soy contradictoria las 24 horas de los 7 días de la semana, no soy bipolar pero eso justificaría muchas cosas de mi vida. Desearía múltiples personalidades para vivir en permanente caos y armonía conmigo misma. Insoportables quienes intenten entenderme y al no poder, me juzgan a su antojo intentando comprender a alguien que no quiere ser comprendido.Patético querer una respuesta para todo.

4/22/2011

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Es lo que pasa cuando todo se hace deprisa. Cuando no se siente hacia dónde va el viento y se sigue un capricho. Se regalan anillos como un símbolo más que por una función real. Se organizan vidas que nunca quisiste y te tratan como una diosa egipcia; te dan todo y más de lo que necesitas siguiendo caprichos agusto. Pero es lo que pasa cuando todo va aprisa, cuando no se mira más allá de unos ojos y se cree que en alguien empieza y acaba el universo. 

Error. Fatalidad. Decepción. Mentiras. Ese es el desenlace de toda tragedia, una muerte repleta de mentiras.

Nada podía ser, lo sabía y dejé que todo continuara. Todo iba a parar en un compromiso que no estaba dispuesta a asumir y que no me interesa asumir. Las mentiras fueron mías, la malvada de esta historia fui yo y lo siento. Esa palabra no significa nada lo sé, pero es importante para mí decirla. No debí jugar como siempre esta parte de mi vida, no debí asentir la cabeza con tanta ligereza sin pensar lo que eso podía significarte. 

El castigo llegó: perder tan especial ser de mi lado. Solo quiero una bonita vida para ti.

4/16/2011

Sonreír...

Sonreír Un mal sueño, una jugada más de nuestras cabezas extrañamente conectadas. Sonreír Sabernos acurrucados como infantes que se sienten protegidos en un abrazo que no acaba. Sonreír Tu mirada sonrojada por frenéticos pensamientos. Sonreír Que nos hicimos existir y no importó lo que pasara. Sonreír Los cuentos cercanos y no envidiar ni una gota de su desdicha. Sonreír El placer de verte feliz. Sonreír La mañana por saber que estás aquí. Sonreír Bajo una manta teniéndote tras mi espalda contando lunares que surgieron con cada beso. Sonreír Cada aliento de alegría. Sonreír Nuestro viaje estelar. Sonreír recuerdos. Sonreír La nada, sabiendo que nada es todo. Sonreír Estar vivos y compartir aventuras. Sonreír La lluvia que tan buena amiga se ha convertido en estos días. Sonreír Las mañanas de ternura. Sonreír Lo que venga por ser incierto. Sonreír Sonrisas para ti. Sonreír Tus labios, tus pestañas y tu ombligo. Sonreír La cicatriz que detestas. Sonreír La vida y disfrutarla mientras la tenga. Sonreír Los extremos que nos comprueban lo humanos que somos. Sonreír No parar jamás. Sonreír Llegar lejos y lograr metas. Sonreír No entristecer...

Sonreír-te por ser cada vez más tú y hacerme más yo
Era cierto, ya no le pesaban tanto; el jabón no molestaba cuando lavaba sus manos, los hombros estaban ligeros, no había tensión en su cuello y todo se sentía como cuando no había aparecido en su camino. Sin embargo, el vacío era innegable. ¿Ahora qué hacer en los momentos en los que la rutina poseía y estaba todo dicho? El tedio era insoportable y abrumador. 

Como los inicios, era irremediable y sin posibilidad de cambiar la marcha; no había poder sobre natural que hiciera que las manos se sintieran de nuevo más grandes que el resto de su cuerpo, o que la soga que colgaba sobre el cuello se cerrara poco a poco cada segundo añadido a la espera de la muerte final y definitiva.

4/05/2011

Retazos

Debo admitirlo, esto se fue de las manos. No quiero medirme en nada. Soy una coqueta enamoradiza y no voy a decir lo contrario.

Válgame, qué raro se siente todo de nuevo…

Fue una bonita canción. Amo... Adicta a los besos. Te quiero. Es un maravilloso 2011.

Caminar bajo la lluvia escuchando la canción, ver pasar carros apurados y yo con tanta pasividad. Mirar mis zapatos mojarse y reír por la poca importancia que eso conlleva. Adorar muchas veces mi sombrilla y deleitarme viendo las goticas bajar con delicadeza por ella. Extrañar los susurros. Sonrojarme. Sonreír.

No entender nada. Ser feliz.

3/23/2011

Capítulo 7. Rayuela. Julio Cortázar


Este, entre tantos otros, diría es mi capítulo favorito.
Siempre he pensado que él escribió para mí. Siempre que lo leo lo siento así, hablándome al oído y susurrando cosas tan hermosas como lo dice en este audio que por azares encontré. Un bonito regalo en una noche helada.

3/19/2011

Los conocidos, el extraño, un amor... Yo.

Todo lo siento más que antes. Hoy volví, pero esta vez le sentí distinto; nos sentí diferente, más entrañable, como si fuéramos uno solo. Las palabras realmente sobraban y las miradas dijeron más de lo que queríamos. Primeros planos con detalles que enamoran instantes olvidados para no terminar la magia; coquetear y él entendiendo el juego hacerlo todo aún más interesante; intercambiar papeles y dibujar animalitos raros en la espalda; besar con delicadeza su nariz casi sin sentirla y hablar de un futuro que no existe por el placer de soñar juntos. 


Me despierto contrariada, anonadada y con un sentimiento vacío al no tenerte a mi lado, aún sintiendo la sangre tibia y la sensación de tu abrazo siempre difícil de olvidar. El marciano siempre lo hace, siempre. No debería quererte tanto, no de esta manera, no bajo estas condiciones y con estas circunstancias. Si sigo sintiéndote así, si continúo amando y odiando tanto de los dos, de nosotros, de ti, de mí, de ambos, creo que va ser complejo manejar lo que siga. Va se aterrador vivir bajo el mismo techo, tomar decisiones, pasar las calle y comer; hacer el amor bajo la rutina y desear despertar en otro lugar. Darle nombre a nuestros hijos (¿tener hijos?) Nuestro legado, una parte de ti y de mi junta para siempre y con vida propia. Esa será otra cosa en la que no estaríamos de acuerdo. Visitar a tus padres o los míos, salir con tus amigos o los míos, los míos, lo mío; los dos; podríamos hacer un concurso y elegir unos cuantos para que sea más fácil, los llamaríamos de forma especial para saber que son ellos y no otros. Le pondríamos reglas a todo para no sobrepasar los límites de la vida y encausarnos en algo, aunque poner reglas ya es cruzar un límite imperdonable. Iremos a bodas, cumpleaños, navidades y demás festividades por nuestra cuenta para darle aire a esta relación. Nadie deberá saber nunca que esto va en serio, o que existes, o que nos conocemos de algún lugar; no recibiremos ayuda en nuestros dilemas jamás. No, definitivamente eso no. Y es que si nos sigo sintiendo tan cercanos ya no voy a saber qué parte eres tú y qué me corresponde a mí. El enredo se hace inconmensurable y no sé qué pensar, ¿o eres tú el que está pensando y yo escuchando? Ya no nos distingo. Nuestras fronteras se han ido borrando noche tras noche y algo amorfo va creciendo, ¿será amor? ¿Odio? ¿Estupidez cósmica? Muchas veces lo escuche, es Un atolondramiento genérico con múltiples expresiones sensitivas incontrolables y satisfactorias, aunque momentáneas. Si decía algo sobre el amor me quedaba pensando toda la mañana en ello, repitiendo una y otra vez para darle sentido o alguna explicación  coherente pero nada pasaba, nunca pasa. 

¿Y en qué termina? En nada. O tanto que resulta nada, en tanto que la nada es mucho. Palabras sueltas sin sentido que si se saben escuchar encuentran lo que realmente quieren saber, como tu mirada en la mía, como tu mano en su pantorrilla bajo el mantel y tu boca en mi cuello susurrando barbaridades; como su deseo en los tacones escarlata y el porcentaje en sus caderas. Todo termina y ya, sin más, con ese todo en la nada.

Nos sabemos uno y nos entienden como varios. Nos miramos y nada más.

2/25/2011

No lo suficiente

Su poder me genera escozor. Lo que en algún momento fue avasallador, hoy me hace hervir la cabeza con cada alaridos de grandeza y suficiencia. Desde la picota, mirándome en medio de mi fragilidad, matar suena dulcemente confortable. Y amé esa terrible circunstancia, ayudaba a diluir la coquetería  y reemplazarla por su ser impetuoso y mezquino.

Pero siempre lo hace. Se estremece, gime, solloza y convulsiona deliberadamente con pletórica pasión incitando a amar. Mira con terneza, roza su frente e incrusta la mano en su cabello embelesándose empalagosa y frenéticamente con su mirada. La cólera crece a su periferia sin poder hacer más. Los copulaba el resquemor, abomina sus momentos de concordia y simetría; todos se regocijan en su desconsuelo y desdicha. Lo saben, por eso nunca dura lo suficiente para llamarlo plenitud, satisfacción o vida.

2/11/2011

A la mitad, todo está igual de insípido

Hoy quiero hablar desde lo que pasó. No quiero personajes ficticios, no quiero situaciones basadas en detalles ni exagerar lo que pasa. Hoy quiero sacarlo todo desde adentro, quiero dejar la basura a la entrada sabiendo que el camión pasará en minutos y se la llevará muy muy lejos; allá donde no me pueda tocar, ni dañar, ni recordar, ni doler y sobre todo, donde no apeste más en mí.


De todos los días, las estrellas escogen unos cuantos para hacerlos todo un desastre. Llegué a clase y podría jurar que subí 4 pisos con el estado físico de una tortuga resfriada y fuera de mis cabales. Me sentí ahogada, un poco claustrofóbica en ese reducido espacio repleto de gente. Un día de discusiones tergiversadas que siempre pierdo. Y por supuesto, él no fue. No esperaba que lo hiciera. Me provoca pensar que no existe.

De nuevo, esa cosita que creía olvidada hace unos meses. Mis ojos inquietos por la impotencia de lo observado y el bum-bum-bum replicante. Angustia, desespero, impaciencia y unas rotundas ganas de correr a lanzarme como demente. Yo tenía algo claro: no volvería a pasar. Igual seguí allí, no justamente deprimida, pero sí dolida. Entre tanto hablar a medias para tratar de escuchar algo que me hiciera sonreír, una cálida voz se quedó callada. No sabía cómo interpretar eso, no lograba dimensionar la situación.

A las 6:57 pm del 11 de febrero del 2011 el dictamen era claro. De la manera más impersonal, impulsiva, irracional y patética, como todo lo que se hace sin pensar pero que termina siendo más importante que lo que puedes llegar a planear durante años. Ahora simplemente siento que me falta un pedazo. Esa sensación es detestable. Siempre llega el miedo y te pregunta ¿es lo que realmente quiere? Y la respuesta es no. Desearías no tener que llegar a extremos para no perderte, para no dejar todo por alguien más, para no permitirte caer más bajo. Esa estrecha línea entre el deber y el querer es conflictiva. Esta vez le hice caso al corazón; ese pequeño y fuerte músculo que ya no quiere luchar por algo que estaba perdido antes de encontrarlo. Algo que no tenía ni pies ni cabeza.


Un punto final al inicio de un largo camino. Un olvido pausado pero seguro a cada instante; un adiós prolongado en calma y deletreado; una última sonrisa para los buenos momentos; una caricia frustrada para tener siempre presente lo imposible; ni un abrazo ni beso para sellar, como en el inicio, el final del libro. 

Una mitad insípida por saber que existió.

1/07/2011

Roxanne

Roxanne está en el balcón sentada en una vieja silla de madera ya trajinada por los años y la implacable naturaleza; está inmóvil, casi sin vida, en la que fue la desgastada mecedora de su abuela materna, una mujer calculadora y mordaz, que en noches de luna nueva, le contaba a su pequeña y única nieta historias que pudieron no ser tan ciertas sobre un ser que juró perseguiría a toda su familia, y la atormentaría hasta después de la muerte. Roxanne nunca entendió lo que decía su abuela pero siempre le dio escalofrío escucharla hablar, incluso al recordarla.

Roxanne observa detenidamente como el viento juguetea con las hojas que van cayendo de los árboles empezando el otoño. Se balancea hacia delante y hacia atrás revolviendo ideas que se arremolinan en su desorientada cabeza. De la nada, un nombre se detuvo en su semblante y unos siniestros ojos la indagaron pieza por pieza. Su corazón se contrajo, un pequeño nudo se ató en su garganta, los músculos del cuello y la espalda se tensaron, las pantorrillas le cascabeleaban con rudeza y una gota de sudor bajaba despacio desde la coronilla hasta el final de la espina dorsal. Tragó saliva con total suavidad para que ellos no se percataran de lo nerviosa que se encontraba, era un encuentro que no esperaba tener y no deseaba que sucediera en ese preciso instante, prefería despejar otras cuestiones a tener que ver aquellos ojos. 

Un leve susurro detrás de su oreja la sobresaltó y profirió un grito ahogado que sólo ella fue capaz de advertir...




Su pulso iba cada vez más rápido y esos ojos comenzaban a amenazarla en medio de la penumbra. Roxanne sentía que el aire se le iba y que en cualquier momento iba a suceder… El viento se volvió caudaloso y las hojas se detuvieron en el aire como si el tiempo no existiese, la gravedad parecía una teoría más. Los ojos fueron acercándose a su rostro y saborearon lentamente el néctar de su cuerpo joven aún. El aire se enrareció y el hedor mareaba la conciencia de Roxanne. 

El remolino de ideas iba cada vez más rápido. Se alineaban nombres y más nombres en su mente con rostros que no concordaban. La desesperación iba alterando los recuerdos que albergaban su memoria y no quería recordar ni olvidar.





Roxanne no dormía bien desde hace unas cuantas noches, por esa época, la luna estaba próxima a cambiar de fase y sería luna nueva; lo que significaba soportar incómodas pesadillas. Prefería pasar la noche divagando en la mecedora de su abuela, mirando hacia la nada, leyendo poesías mientras hallaba un lugar seguro en su cabeza para soñar con su amado.

Él era tan utópico como la felicidad. Confería acciones celestiales, a lo mejor de un ser demoniaco que estaría confabulado con la nebulosa oscuridad para hacerle enloquecer de tristeza cada que despertase de su profundo meditar. Sus manos, su sonrisa, su cabello perfumado y una nariz chata; ello era lo poco que se le permitía recordar pero era suficiente para desear volver a aquél lugar. Lo malo, era que él no había llegado al encuentro durante las últimas noches, como si le temiera a la oscuridad que la rodeaba afuera y se dejara dominar por el temor. Roxanne necesitaba esos encuentros para poder conciliar el sueño, no lograba descansar ni dormir rápidamente si él no dejaba una pista en su camino.




Los ojos continuaban fascinados y amenazantes con la débil humanidad de Roxanne. Pensar en su amado hizo que los nervios disminuyeran un poco, pero sentirlos tan cerca, hacía que se le calaran los huesos. Un susurro se escuchaba a lo lejos y se le hizo familiar, trato de calmar su corazón y llevar su mente a otro lado escuchando atenta. Los ojos entendieron lo que ella pretendía  y no la dejarían escapar; sin darle aviso, acabaron con todo ello.



F.