"Lo que pocas veces creemos que pasará y resulta pasando. Los dos nos dijimos entonces que era mejor un saludable “adiós” y por lo tanto definitivo, pero el buen bromas nos regalo un instante del pasado que, como en los cuentos de hadas, al amanecer volviéramos a la realidad.
No había planes, ni siquiera una idea de lo que se aproximaba. No pensaba en hacer algo diferente que pasar la tarde y noche aburrida enferma en un sofá frente al T.V viendo algún programa estúpido o con suerte una entretenida película. Fue entonces que ella llegó y animó un poco la tarde, pero algo cansada y con pocos ánimos también. El cronograma no había variado mucho.
Dejada a mí suerte recuerdo una película que tenía en el bolso y que igual debía verla, “dos pájaros de un tiro” pensé y con desgano fui hasta el cuarto, entonces lo que cambió todo: un mensaje en el celular.
“¿Qué tal si te quiero robar hoy?” no pude evitar sonreír y por tonto que suene me sentí unos cuantos años atrás.
No sabía nada de él hace muchos años, nos conocimos y en esa fascinante charla nocturna descubrimos que teníamos más en común de lo que podríamos imaginar, dejándonos llevar un poco, unos cuantos besos furtivos resultaron allí; sabíamos que no nos volveríamos a ver porque debíamos partir en pocas horas, pero antes de eso, dejamos que fueran las miradas, los gestos, las caricias, quienes hablaran por nosotros y dejaran un grato recuerdo de lo que creíamos inexistente. No nos despedimos, el último abrazo fue el adiós, así no habría esa desazón por dejar una parte de cada uno en el otro, sabíamos, siempre nos íbamos a recordar, ya resultaba imposible no hacerlo.
Por eso al ver el mensaje sabía que era él. No sabía qué decir o qué hacer, reacción que sólo él me produce, es ese YO que me encanta pero exteriorizado y miedo me tengo, es el mismo miedo que le produzco yo.
En el fondo sabía lo qué iba a responder, así que para qué darle mas largas al asunto, los rodeos nunca nos gustaron. Le llamé y lo dijo “¿dónde estás?”. Una pícara risa y ya imaginaba su cara, LO QUERÍA VER YA!! Pocos minutos después estaba en mi casa.
Verlo de nuevo con ese juego de miradas inquietantes y darle un apasionante abrazo -que ya había olvidado- encendió de nuevo un apasionante deseo que había sido apagado por otro igual. Fue casi eterno o eso quería yo, siempre nos dimos y recibimos más del otro en esos abrazos que con un beso o una caricia, como bien lo describía “eso es el desfogue del deseo que nos quema” y razón tenía…
Nos vimos una película, una muy buena película que desde ya se vuelve referente de otro buen sueño, mientras esperábamos a que llegaran los otros y ella se diera los últimos retoques. Me miraba en el espejo tratando de verme decente mientras lo miraba divertida por la cara que él hacía por eso, “dejáte quieta, así te quiero ver” y yo nada más reía y le daba gusto. Al fin salir e ir a un buen sitio para bailar y tomar un par de tragos que armonizaran el momento.
Bailamos hasta que nos echaron del lugar y el ánimo lo teníamos en la cabeza, era impensable ir a dormir ya mismo, así que la casa era la mejor opción. Llegamos y empieza la música. Bailamos, bailamos y muchas risas, uno que otro beso fugaz y casuales miradas y un tequila y otro, una broma por los que ya estaban borrachos y así. Con él siempre fue todo más divertido. Al final, cada uno fue buscando dónde pasar la borrachera y nosotros como si nada; el trago no nos hacía efecto, no cuando sentíamos muchas otras cosas con tenernos cerca… el sofá fue el lugar en el que terminamos tirados, sí, tirados literalmente, porque ya estábamos algo más que cansados, estábamos mamados de tanto bailar, de tanto tomar, de tanto reír, de tanto sentir… entonces llegó el momento de hablar.
Me contó que hizo todo este tiempo, lo mucho que me recordaba, lo mucho que quería verme y me preguntó lo mismo. Hablamos durante tanto tiempo y sobre tantas cosas que parecía la primera vez que hablábamos. Ya para el momento hacía algo de frío y dormir en sus brazos siempre fue agradable. Unos cuantos y largos besos, unas penetrantes y dicientes miradas, unas tiernas caricias sin malicia pero sin bacilar… para después, caer dormidos.
Apenas había amanecido y en el centro de mi pecho sabía lo que significaba, la magia se acabó, el sueño se termina y de nuevo va a desaparecer. Decir que me pone triste sería decir que todo fue estúpido y sin sentido, cosa que no fue, sabía que así terminaba la historia, así son las cosas con él y conmigo, llega y se va, aparece y desaparece. Pero no se fue, no hasta que llegó la tarde.
Fui a comprar algo y antes de salir lo miré. Su mirada me lo dijo todo, de nuevo un adiós hasta que le diera un impulso de volver a mi vida y recordarme y hacerme feliz y volver a desaparecer y confundirse por lo que sentimos y ser de nuevo él, mucho, mucho ser él. Entregarnos de nuevo en un abrazo, sentir cada parte del otro y sellar todo con un beso, una mirada e irme a comprar lo que debía comprar teniendo claro que no lo iba a ver cuando volviera. De nuevo no dijimos nada.
Es difícil pero así lo quiero, así lo conocí y así es él, de esos amores eternos y fugaces, como la vida misma, como todo lo que conozco y todo lo que tengo. No sé dónde estará, no sé por qué volvió, pero es perder el tiempo usar los momentos a su lado buscando una explicación. Nunca fuimos nada a lo que pudiera dársele un título, nunca nos interesó darle un título o un nombre a lo que nos pasaba, sólo sentimos lo que sentimos y nos conocimos mejor que nadie. No fue mucho el tiempo que pasado juntos, pero fue suficiente para los dos.
Fue un lindo fin de semana, fue lindo volver a vivir un sueño que al atardecer siguió siendo un buen sueño.
Hasta que te vuelva a ver querido amigo y me cuentes lo feliz que ha sido tu vida y yo te cuente lo feliz que ha sido la mía. Que encuentres alguien que te haga tan feliz como lo eres conmigo y yo encuentre alguien que me haga feliz como lo soy contigo. Sé que ahora sí es un adiós indefinido, lo sé porque te conozco y me conozco, porque esa mirada y ese beso fueron distintos, ese abrazo fue diferente a la otra vez y me alegro, me alegro por ti y por mí. Llegarán muchos otros buenos sueños no tan sueños e igual de agradables a lo que siempre serás para mí y yo para ti."
Vos.
F.